Las mujeres de Winchester - Tracy Chevalier

FICHA DEL LIBRO
Editorial:	Duomo
Año de edición:	2020
Páginas:	400
P.V.P.	18,90 euros
Traductor:	Catalina Ginard Féron

Sinopsis:

La joven Violet Speedwell parece inexorablemente destinada a una existencia como mujer soltera. La Gran Guerra le ha arrebatado a su prometido, como a otras mujeres que, con los soldados, han visto partir su posibilidad de contraer matrimonio. Solo tiene una salida: ahorrar lo suficiente para dejar la casa familiar y establecerse por su cuenta. Pronto llega a Winchester, una ciudad del sur de Inglaterra donde encuentra trabajo como mecanógrafa y el amparo de un grupo de mujeres: la comunidad de bordadoras de la catedral. Junto a ellas aprende que aunque la vida es efímera, los tejidos que crea con sus propias manos perduran y que, a veces, una sola hebra es suficiente para cambiar la trama de una vida. Tracy Chevalier regresa con la historia apasionante y atemporal de una mujer en busca de libertad en la Inglaterra de los años treinta.

Fuente: web de la editorial

Opinión personal:

No fue al amparo de una de las mayores catedrales de Inglaterra, pero sí en un pequeño salón de la iglesia de mi barrio, donde años más tarde contraje matrimonio. No era una labor altruista para engalanar los reclinatorios de un templo gótico de nueve siglos, sino que formaba parte del ajuar personal. No se trataba de una solterona de casi cuarenta años, sino de una adolescente que quiso aprovechar su tiempo libre aprendiendo algo nuevo. Estos paralelismos con la trama y mi amor por el bordado hicieron que me decantase por su lectura. Hoy os traigo mis impresiones sobre "Las mujeres de Winchester", una novela de lectura didáctica con la que Tracy Chevalier ha querido homenajear la labor llevada a cabo por Louisa Pesel y los bordados de la catedral de Winchester.

Winchester, 1932. A sus treinta y ocho años, Violet Speedwell aún no se ha casado ni formado una familia, ella pertenece a una generación condenada a una vida de solterona después de que la Primera Guerra Mundial diezmara la población masculina. Su prometido fue uno de los cientos de soldados británicos que perecieron en el verano de 1917. Violet necesita independizarse, superar el dolor de esa pérdida y tener una vida propia lejos del influjo de una madre amargada y manipuladora, por lo que busca trabajo en la cercana Winchester como mecanógrafa en una compañía de seguros. Se siente muy sola, tiene que  socializar, apuntarse a cualquier evento que pueda granjearle posibles amigos y pretendientes. Casualmente entrará en contacto con un grupo de voluntarias que llevan a cabo labores de bordado para la catedral, tratando de engalanarla y darle algo de color. En este momento comienza un viaje personal que cambiará su vida…

El nuevo libro de Tracy Chevalier nos sitúa en un periodo de entreguerras, focalizando toda la trama en torno a las vivencias de Violet, una mujer que luchó por forjar su propia vida tras debatirse entre el deber, como hija, de cuidar de su madre o independizarse en un momento en que esto estaba mal visto por una sociedad machista. A través de delicadas puntadas, la autora ha tejido una historia que nos traslada hasta un momento en que Inglaterra continua de luto, sumida en el dolor por las pérdidas de la Primera Guerra Mundial y los temores ante otra que ensombrece el horizonte, para mostrarnos a unas mujeres valientes que, en diferentes circunstancias, decidieron romper con los roles sociales de la época para tomar el control de su propio destino. Los tiempos posteriores al conflicto bélico fueron extremadamente difíciles, con muchas bajas masculinas y demasiadas mujeres que nunca pudieron casarse. Pero el coraje y la esperanza de Violet la harán avanzar en aquella sociedad tan restrictiva.

"Las mujeres de Winchester" es una novela con algún que otro giro totalmente predecible, cuya primera mitad parece vagar en círculos, transcurriendo monótonamente, sin que ocurra nada relevante y a un ritmo sosegado, mientras nos pone al día sobre el trabajo de los campaneros o las labores del bordado para producir cojines y reclinatorios para el coro y asientos del presbiterio, verdaderas obras de arte destinadas a perdurar en el tiempo. Tanto tiempo dedicado a las excesivas descripciones, algunas de ellas totalmente obviables, que permiten visualizar de manera elocuente las ciudades, catedrales y los campos por los que su protagonista nos pasea, lo escatima en dar profundidad a sus personajes secundarios, cuyos perfiles apenas están esbozados. De entre todos destaca su protagonista principal, una mujer a la que veremos evolucionar, revelándose a los convencionalismos de la época e independizándose a pesar de sobrevivir a duras penas con su sueldo. Se siente orgullosa de estar construyéndose a sí misma, de volver a la vida, al igual que el invierno da paso a la primavera. La descripción de cómo Violet hace frente a este problema es esclarecedora y representa vívidamente la vida de una mujer soltera en ese momento.

Escrito con una prosa sencilla y cálida, con un predominio de lo narrativo sobre los diálogos, y de la mano de un narrador equisciente que asume la voz del relato focalizando su atención sobre el personaje de Violet, este libro nos habla de la soledad, de supervivencia, de las amistades incondicionales, de pasiones equivocadas, de intolerancia, demostrando que cada destino puede ser subvertido si una tiene el coraje de desafiar los prejuicios de la época. Hay un episodio en esta historia que no he entendido a qué viene, a no ser que la autora lo haya incluido para crear algo de suspense, cosa que no ha conseguido. También seremos testigos de una historia de amor un tanto gélida, que me ha parecido poco creíble.

Sintetizando: "Las mujeres de Winchester" es una novela de ficción histórica con la que su autora homenajea la labor de un grupo de mujeres habilidosas con el bordado, capaces de dar vida a las imágenes. Una historia donde los asuntos cotidianos y las reglas restrictivas de la sociedad en ese momento se hacen explícitos por los eventos e interacciones de sus personajes. Un título que me ha hecho disfrutar con las minuciosas descripciones de la Catedral de Winchester, pero reconozco que a quien no le guste el arte las podría considerar algo excesivas al impedir que el ritmo fluya con naturalidad. 

Y como siempre digo, esta es la opinión personal de una simple lectora, no de una crítica literaria.

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