Editorial: | |
Año de edición: | 2025 |
Páginas: | 362 |
P.V.P. | 20 euros |
Sinopsis:
Tras la promulgación del Decreto Republicano XXVIII del año 2032, el mundo tal como lo conocemos se desmorona. Internet, las redes móviles y los GPS han desaparecido, dejando a la sociedad en un estado de aislamiento controlado. La tecnología ha sido prohibida, y la sociedad se divide entre ciudadanos privilegiados y siervos relegados a las cuadrículas.
La noche del 1 de enero de 2036, Yolanda, una joven trabajadora atrapada en este sistema opresivo, desaparece misteriosamente tras la hora de toque. Su hermana Lola pedirá ayuda a Raúl Olaya, un funcionario policial con un pasado comprometedor que emprenderá una búsqueda desesperada que lo llevará al corazón oscuro del poder. Pero en un mundo gobernado por el miedo, donde el pasado acecha y los secretos pueden destruirlo todo, encontrar a Yolanda significa mucho más que devolverla a casa: es desafiar a un sistema que no perdona.
Fuente: web de la editorial
Opinión personal:
Este autor se ganó un hueco en mis estanterías después de que
Delfines de plata se convirtiera en una de mis mejores lecturas de 2023.
En esta nueva novela, sale de su zona de confort y la trama toma unos
derroteros diferentes a lo que nos tenía acostumbrados, dibujando un futuro distópico
inquietante y opresivo, con tintes que ojalá no sean proféticos, sino meramente
especulativos. La tecnología ha sido erradicada por completo y un régimen
totalitario ejerce un poder absoluto sobre una población dividida entre
privilegiados y siervos, que viven confinados en cuadrículas.
La noche del 1 de enero de 2036, en la República de Iberia,
una joven desaparece tras saltarse el toque de queda. Esto desencadena una desesperada
búsqueda liderada por Raúl Olaya, exoficial de policía y ahora funcionario de
la Delegación del Senado. Le ayudará un apestado Javier Gallardo, persona non
grata tras la publicación de un libro que hirió demasiado al sistema.
Juntos se van a enfrentar a los cimientos del régimen en una investigación que
los pondrá contra las cuerdas.
Creo que, dependiendo de la edad del lector, esta historia se
podrá percibir de manera más o menos catastrofista. Para los jóvenes de hoy,
internet se ha convertido en una necesidad tan esencial como el aire que
respiran, hasta el punto de que consideran inviable un mundo sin él. Sin
embargo, pertenezco a una generación que creció sin esta tecnología y puedo
asegurar que adquirimos conocimientos, nos divertimos y socializábamos de forma
distinta, sin la inmediatez de las redes, pero con la misma cantidad de
vivencias. El mundo funcionaba también, solo que de una manera diferente. Así
que confirmo: sí, hay vida más allá de internet.
La obra nos traslada a un escenario donde la tecnología ha
sido erradicada y el control social es ejercido a través de un sistema opresivo
que fragmenta a la sociedad, reforzando la desigualdad y la sumisión. Esta
premisa, tan perturbadora como fascinante, convierte la novela en un testimonio
especulativo sobre los peligros de la concentración del poder y la fragilidad
de las libertades individuales.
Los personajes son viejos conocidos de otras novelas del
autor, por lo que tienen los contornos definidos en su justa medida y se le ha
dado prioridad a la acción, que rebosa de sus páginas y no da tregua. La
ambientación está tan lograda que pone los pelos de punta al descubrir cuánto
de profética podría ser la historia, creando una atmósfera claustrofóbica que
potencia el mensaje crítico de la obra. Buena parte de la trama transcurre en
mi tierra y Félix ha incluido dos detalles que me hicieron soltar el libro y
aplaudir como una loca, pero no los voy a mencionar porque son de carácter
privado.
En definitiva, estamos ante un thriller distópico, espero que
en absoluto profético, lleno de acción y con el que Félix García Hernán nos llevará a la antesala
del infierno en un mundo opresivo donde la libertad es solo un recuerdo. Y
ahora dime… ¿serías capaz de vivir sin internet?
Me sorprendió la noticia de que el autor iba a publicar una novela distópica pero veo que no se le ha dado nada mal. ¡Tomo buena nota!
ResponderEliminarUn beso, Marina
Anotado para leer
ResponderEliminarHola Marina, pues sí, como tú mi infancia y adolescencia y parte de mi juventud estuve sin Internet, supongo que al principio costaría, pero seguro que nosotros sabríamos acoplarnos. La idea distópica me gusta, lo apunto.
ResponderEliminarun besazo
La ambientación es fantástica, como bien indicas. No cuesta nada meterse de lleno en la historia y vivirla. La he disfrutado mucho. Y creo que sí, que podríamos vivir sin internet. Nos costaría al principio, pero luego disfrutaríamos más de todos los momentos.
ResponderEliminarBesotes!!!