Editorial: | |
Año de edición: | 2025 |
Páginas: | 472 |
P.V.P. | 22,90 euros |
Sinopsis:
Leyre Aranguren está decidida a averiguar toda la verdad que rodea la muerte de su madre. Hace dos días que la enterraron y desde entonces no se encuentra muy bien, se le olvidan las cosas, todo está confuso. Y así fue justo como empezaron los delirios de su madre. Por eso decide viajar a una masía en los alrededores de Barcelona en busca de respuestas. Se alojará allí y con la ayuda de Lucas, un peculiar exhacker y actual devoto y predicador, Leyre descubrirá que en la masía se esconden oscuros secretos.
Fuente: web de la editorial
Opinión personal:
“Nada tiene sentido. Hasta que lo tiene”. Una frase que resume a la perfección
la sensación que me dejó esta novela debut de Javier Lerín, pues su lectura me mantuvo
desconcertada la mayor parte del tiempo, pero al final me sorprendió por
completo. Una historia de suspense psicológico denso, llena de claroscuros,
donde el pasado pesa como una losa y la lucidez se convierte en un bien escaso.
La historia comienza in medias res con un hecho que
pone los pelos de punta para inmediatamente presentarnos a Leyre Aranguren, el
eje sobre el que pivota toda la trama. Dos días después de enterrar a su madre,
empieza a experimentar inquietantes alucinaciones, lagunas mentales y confusión
demasiado similares a los episodios que marcaron el deterioro mental de ella. Su
muerte ha sido como un seísmo que ha sacudido los cimientos de su vida, por
eso, impulsada por la necesidad de encontrar respuestas, Leyre decide
investigar por su cuenta. La búsqueda la lleva hasta una masía aislada, situada
en los alrededores de Barcelona. Súmale también la aparición de un personaje que
está como un cencerro: exhacker y ahora predicador evangélico. Además de una
subtrama, sin aparente conexión, protagonizada por un niño que
soñaba con correr descalzo por la playa de Hendaya. Y por si esto no fuera
suficiente, las calles de la ciudad condal se están llenando de misteriosos socavones…
Un rasgo que diferencia esta novela de otras del mismo género
es el uso de un narrador en segunda persona durante buena parte de la
trama, una elección poco habitual y arriesgada. Al principio no me sentí nada
cómoda, me parecía artificioso y dificultaba el poder sumergirme en la novela
para empatizar con su protagonista. Luego me acostumbré y acabé dejándome
envolver en su confusión, sus miedos y su fragilidad. Es un personaje frágil
pero tenaz, herido pero no derrotado, a quien acompañaremos en su camino por
descubrir la verdad.
Aunque los grandes giros argumentales se reservan para el
desenlace, lo que domina durante toda la narración es una tensión constante, sutil
pero persistente, que se va filtrando poco a poco en el ánimo del lector. La
estructura narrativa no lineal, con constantes saltos en el tiempo adelante y
atrás (incluso alguno al 2028), puede crear confusión y resultar desconcertante,
por lo que exige plena atención. Es una lectura para quienes disfrutan encajando
piezas que no parecen pertenecer al mismo puzle y toleran la incertidumbre.
En definitiva, un debut potente, valiente y notablemente
maduro en el que su autor ha demostrado que no teme transitar caminos
difíciles, y que lo suyo no es solo contar una historia, sino hacerlo de una
forma que nos arrastre con ella hasta el mismo desenlace.
Parece interesante, pero tengo tanto pendiente... Un beso.
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