Editorial: | |
Año de edición: | 2025 |
Páginas: | 452 |
P.V.P. | 19,90 euros |
Traductor: | Carmen Bordeau |
Opinión personal:
Cuando leí en la sinopsis de este libro que su protagonista
siente fascinación por la descomposición de los cuerpos, supe al instante que tenía
que hacerle un hueco en mis estanterías. Y, aunque reconozco que para ser la novela
debut de la autora no está nada mal, no ha sido lo que esperaba.
Sur de Birmingham, 1981. Ava, de trece años, es diferente a
los demás chicos de su edad, ya que siente una enfermiza atracción por lo que
ocurre cuando la vida abandona un cuerpo. Por eso creó hace un par de años una
especie de granja secreta con cadáveres de animales atropellados en distintos
estados de descomposición, un lugar que es a la vez cementerio y laboratorio. Los
estudia mientras se descomponen y anota sus observaciones en un cuaderno rojo.
Una noche, cuando acude a revisar la evolución de sus especímenes,
se encuentra con el cadáver de un compañero de colegio que llevaba desaparecido
dos semanas. Sobresaltada, alerta a la policía desde la cabina telefónica, impostando
la voz. Cuando el sargento Delahaye se hace cargo del caso, Ava no piensa
quedarse de brazos cruzados. No cuando otros niños empiezan a desaparecer…
Empecé la novela con cierta curiosidad, ya que últimamente el
thriller parece repetir fórmulas, y acabé sumergida en un relato que no se
parece exactamente a nada de lo que he leído de este género en los últimos
años. Mientras avanzaba en la lectura, no podía dejar de imaginar que, si
Grissom y Sara Sidle, la célebre pareja de CSI Las Vegas, hubieran
tenido una hija, sería exactamente igual que Ava. Tiene ese olfato casi
instintivo para lo macabro, esa manera metódica de mirar el mundo como si cada
detalle escondiera una pista y la misma pasión por la entomología que Grissom.
Dividido en cinco bloques compuestos por capítulos de breve
extensión, un lenguaje forense accesible y escenas muy gore, no aptas para
estómagos sensibles, la autora construye un thriller de cadencia lenta, algunas
situaciones poco creíbles y un misterio que deja de serlo desde muy pronto. Una
historia que se mueve entre la investigación forense y el drama personal, un
territorio muy transitado por autores como Simon Beckett y su David Hunter, con
quien inevitablemente he comparado esta novela porque me lo ha recordado mucho.
En medio de toda esta historia destaca Ava, su original
protagonista. Una adolescente segura de sí misma, audaz y obstinada, precoz
pero creíble, con nervios de acero. Un personaje con mucho potencial que,
sin embargo, queda relegado en ciertos momentos a un segundo plano. En cuanto
al resto, apenas están perfilados y me hubiera gustado que la autora profundizara
más en el sargento a cargo de la investigación.
En definitiva: ¿la recomiendo? Si, pero con matices. Tiene
una premisa interesante y una protagonista inusual, pero quizás no sea
suficiente para quienes busquen un thriller tradicional, lleno de pistas falsas
y giros argumentales imprevisibles.






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