Editorial: | |
Año de edición: | 2025 |
Páginas: | 288 |
P.V.P. | 19,95 euros |
Traductor: | Lorenzo F. Díaz |
Opinión personal:
Cuando una autora te atrapa con su primer libro, es casi
inevitable querer leer todo lo que publique después. Eso me pasó con Alice
Feeney tras disfrutar hace apenas unos meses con El y ella. Sin embargo,
en esta ocasión me temo que tengo sentimientos encontrados.
La historia arranca con Grady Green, un escritor que intenta
reconstruir su vida tras una tragedia personal que lo ha dejado completamente
roto. Sufre un bloqueo creativo y no logra hacer otra cosa que obsesionarse con
lo ocurrido aquella noche. Convencido de que el aislamiento puede ayudarle a
recomponerse y volver a escribir, decide refugiarse en Amberly, una isla remota
frente a la costa escocesa. Pero ese retiro pronto se convierte en algo
inquietante, cuando una serie de sucesos extraños lo llevan a preguntarse si
está perdiendo la cabeza…
¡Qué premisa tan prometedora! ¿verdad? Y también es algo
retorcida, como descubres al terminar su lectura. Una historia bajo la que
subyace una crítica implícita a las dinámicas de pareja donde uno acaba
dependiendo del otro.
Con una cadencia pausada, la novela está narrada en primera
persona desde la perspectiva de Abby, antes de su desaparición, y de Grady. Me
encantó el escenario, increíblemente evocador, y la atmósfera inquietante de una
isla en la que no hay pájaros y siempre ha sido refugio para almas creativas.
Podía sentir la claustrofobia de una comunidad cerrada, dependiente del ferry, la
niebla que lo cubre todo y el aislamiento con nula cobertura telefónica y de
internet.
Sin embargo, tras un giro totalmente inesperado, la línea
entre lo creíble y lo exagerado empieza a difuminarse. No basta con que el giro
sorprenda, tiene que tener sentido dentro del marco de la historia. Y esa falta
de coherencia acaba pesando.
En definitiva, no es una mala novela porque me mantuvo en
vilo de principio a fin, y parte de una premisa potente, pero no ha cumplido
las expectativas que imaginé. Aun así, os animaría a darle una oportunidad, a
pesar de mis objeciones.






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