Editorial: | |
Año de edición: | 2025 |
Páginas: | 376 |
P.V.P. | 22,90 euros |
Traductor: | Lotte Katrine Tollefsen |
Opinión
personal:
Mi adicción a Jo Nesbo, uno de los referentes del género
negro contemporáneo, comenzó hace años con la serie del inspector Harry Hole, y
desde entonces me resulta imposible dejar pasar una novela suya. Ahora regresa
con una historia independiente, ambientada lejos de su Noruega natal, más en
concreto en el estado que da título al libro. Una lectura adictiva que me ha
mantenido imantada a sus páginas y será, con cinco estrellas, una de mis
mejores lecturas del año
En esta novela, el autor nos lleva hasta Jordan, un barrio de
Mineápolis asolado por el crimen, donde morir es más fácil que vivir, para presentarnos
a Bob Oz, un agente de homicidios que se encuentra en plena caída libre, tanto
personal como profesional. Arrastra una separación amarga y un historial de
episodios violentos que lo han apartado temporalmente de la policía, suspendido
de empleo y sueldo. Sumido en el alcohol y el sexo como anestesia, no puede
evitar implicarse en la investigación del intento de asesinato de un traficante
de armas, obra de un francotirador solitario que se ha esfumado sin dejar
rastro. Lo que empieza como una investigación extraoficial pronto se convierte en
una persecución obsesiva, tanto del asesino como de sus propios demonios…
Como en la mayoría de sus libros, el autor no busca tanto
resolver un crimen como desnudar a sus personajes. Bob Oz brilla con luz propia
y no he podido evitar compararlo con el mítico Harry Hole, aunque en algunos
aspectos las diferencias son notables. Conocido por su cinismo y sus métodos
poco convencionales, Bob es un hombre roto que ha perdido por completo la
brújula moral, ha dejado de creer en las normas, en el sistema y, en ocasiones,
incluso en sí mismo. Intenta aferrarse a su trabajo, lo único que le queda para
no perder la cordura. Es la resignación de quien ya ha tocado fondo y ha
aprendido a vivir entre las ruinas.
La trama articula su argumento en dos líneas temporales. La
que tiene más peso y he disfrutado en mayor medida, está ambientada en los
meses previos a la elección de Donald Trump en 2016. Esta subtrama retrata una
América al borde del colapso, donde el miedo se impone a la razón y la
violencia parece un reflejo cotidiano. El otro hilo temporal, que a mi parecer
es perfectamente prescindible pues apenas aporta al conjunto de la trama,
transcurre seis años después y está protagonizado por un escritor que llega a
Estados Unidos para investigar el caso Gomez, con la intención de escribir un true
crime.
La ambientación es uno de los grandes aciertos de la novela. Mineápolis
se muestra como una ciudad hostil, donde la libre circulación de pistolas y
fusiles forma parte de la rutina y el crimen no es una excepción, sino un
síntoma. El autor muestra barrios donde el miedo se respira, los niños crecen
acostumbrados al sonido de los disparos y los policías se debaten entre la ley
y la supervivencia. Una ciudad al borde del colapso moral, pero también el
espejo de una América que ha perdido la fe en sí misma.
En definitiva, una novela negra como noche sin luna que no
concede tregua. De nuevo me reitero al afirmar que Jo Nesbo es una de las voces
más potentes del género negro internacional. Si aun no has leído nada del
autor, hazlo. Pero prepárate porque no saldrás ilesa.
Nota para Nesbo: Si te digo que echo mucho de menos a Harry
Hole me quedaría corta, así que danos pronto la alegría de la decimocuarta
novela de la serie 😉






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