Autor: Tom Rob Smith
Título: El niño 44
Editorial: Espasa
Año de edición: 2008
Género: Narrativa
ISBN: 9788401352133
Breve sinopsis:
Ambientada en la Unión Soviética de 1953.
Leo Stepanovich Demidov, un prometedor agente del MGB, el servicio
secreto ruso, es acusado de un delito de traición que no ha cometido y
huye de Moscú con su mujer. Se refugia en las colinas y descubre que
varios niños han sido brutalmente asesinados, un terrible episodio del
que el Partido Comunista se desentiende. Decide emprender una
investigación por su cuenta para esclarecer esas muertes, a sabiendas de
que arriesga su vida y la de su mujer.
Opinión personal:
El libro nos aclara, a lo largo de toda la narración, que estamos ante una
sociedad en la que todo el mundo podía ser culpable de cualquier cosa, y
cualquier nimiedad podía desencadenar que toda tu familia acabará en una mina
de oro o mercurio en las gélidas llanuras de Siberia.
El protagonista de esta historia es Leo Stepanovich Demidov, un condecorado
héroe de la Segunda Guerra Mundial que entra a formar parte de la agencia
estatal de seguridad, el temido MGB (más tarde denominada KGB).
Leo descubre que alguien se dedica a asesinar y descuartizar niños rusos por
toda la Unión Soviética. Uno de estos niños es el hijo de un compañero de
trabajo, que con solo 4 años aparece muerto en las vías del tren que hay
próximas a su casa. Todos los crímenes tienen en común que los niños (o
adolescentes), aparecen con el vientre descuartizado, les falta el estómago
(que su asesino se lleva a casa para luego hacer con ellos algo realmente espeluznante),
tienen una cuerda atada a uno de sus tobillos y la boca llena de lo que parece
ser tierra, pero que en realidad es corteza de árbol desmenuzada.
Los superiores de Leo no creen esa historia, ya que en el paraíso socialista
no existen ese tipo de crímenes. Por tanto, Leo tendrá que luchar contra la
asfixiante burocracia estalinista a la vez que intenta dar caza a este
despiadado asesino en serie. Leo pasa de héroe a villano y tiene que vivir las
condiciones de absoluta indefensión e inseguridad de un régimen que sostiene
que "decir que alguien está cometiendo un crimen es un crimen contra el
Estado en sí mismo".
Lo más curioso de esta historia es que el autor se basó en hechos reales
para crear la novela. Andrei Chikatilo tenía 57 años cuando fue ejecutado por
asesinar a 55 niños y adolescentes en 1994.
Actividad criminal de Andrei Chikatilo:
En diciembre de 1978,
Chikatilo mató por primera vez cuando tenía 42 años. Abordó en la calle
a una niña de nueve años de edad y la convenció para que se fuera con
él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía como
hablar a los niños, él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos.
Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un
rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una erección
inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego,
sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada
puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de
hacerlo hasta la eyaculación. Chikatilo había intentado satisfacer su
necesidad sexual movido por la esperanza de llegar a ser igual que los
demás.
Su flacidez y las burlas de las mujeres que se lo recordaban a cada
momento, era más de lo que podía soportar. También se dio cuenta de que
su placer no consistía en acariciar los genitales ajenos, sino en
maltratarlos.
Dos días después de este crimen la policía encontró los restos de la
niña en el río Grushovka, y cerca de la cabaña de Chikatilo una gran
mancha de sangre. Los policías interrogaron al hombre, pero acabaron
inculpando a otro agresor sexual, Alexander Kravchenko. Chikatilo era,
por las paradojas que marcaban sus actos, más dual que nunca.
Era el típico marido sumiso y asexual. Hacía todo lo que su mujer le
ordenaba o casi todo. Ella solía desear los placeres del lecho con más
frecuencia que él, y eso les llevaba a frecuentes discusiones, a que
ella le recordase en todo momento lo taciturno e inerte que era. La
acusación de haber molestado sexualmente a sus estudiantes le costó el
trabajo, pero consiguió uno nuevo en una fábrica en el que tenía que
estar viajando constantemente. Este constante movimiento le ayudaba a
escoger sus nuevas víctimas.
En 1981,
se convirtió en funcionario de abastecimiento de una fábrica, y el
trabajo, que le obligaba a recorrer una buena parte de la región, le
proporcionaba la fachada perfecta. Tres años pasarían antes de que
Chikatilo asesinara por segunda vez. El 3 de septiembre de 1981 asaltó a su segunda víctima, llamada Larisa Tkachenko, prostituta
de 17 años de edad. La convenció de ir con él al bosque para tener
relaciones sexuales, pero falló en el intento por lo que ella se rio de
él, esto lo enfureció, perdió el control, estranguló a la mujer y
eyaculó sobre el cadáver, mordisqueó su garganta, le cortó los senos y
en su frenesí se comió los pezones. Luego, comenzó a lanzar aullidos
mientras bailaba una danza de guerra alrededor del cuerpo, dejó el
cuerpo sin vida con un palo enterrado. En esos momentos supo que
volvería a matar. Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron
cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus
intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror le
excitaban, pero era el asesinato en sí lo que presentaba para él el acto
sexual supremo.
Su tercera víctima fue Lyuba Biryuk, fue raptada de una villa y fue acuchillada 40 veces en el bosque.
Chikatilo asesinó a otras tres personas ese año, y entre ellas se
encontraba su primera víctima masculina, Oleg Podzhivaev de 9 años de
edad. El cuerpo no se encontró pero Chikatilo afirmó ser el responsable y
que le había arrancado los genitales. La prensa estaba enloquecida con
el asesino en serie, el modus operandi
era siempre el mismo, sus víctimas siempre se encontraban en los
bosques, con indicios de violencia y sadomasoquismo, y en ocasiones les
faltaban miembros a las víctimas. Se trataba de niños, niñas y chicas
jóvenes. Entre ellos había muchos escapados de casa y retrasados
mentales, pues se dejaban convencer más fácilmente y agradecían su ayuda
en el laberinto del sistema de transportes local, con el que no estaban
familiarizados.
En 1984
asesinó a 15 personas, mientras el tiempo entre sus asesinatos iba
disminuyendo el número de víctimas iba en ascenso. Chikatilo los elegía
entre la multitud en estaciones ferroviarias y en paradas de autobús, y
con algún pretexto, los convencía para que lo siguieran a alguna zona
boscosa. Una vez allí les infrigía numerosas puñaladas (entre treinta y
cincuenta)................
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Genial reseña y estupenda la descripción del asesino en el que se basó Smith para escribir la novela.
ResponderEliminarA mí este libro me gustó mucho.
Un beso.