Editorial: | |
Año de edición: | 2024 |
Páginas: | 528 |
P.V.P. | 22,95 euros |
Traductor: | Javier Calvo Perales |
A primera hora de una mañana de agosto de 1975, un monitor de un campamento de verano descubre una litera vacía. Barbara Van Laar, la hija de los dueños del campamento, ha desaparecido. Pero no es la primera vez que sucede algo así en esa familia: hace quince años, el hermano de Barbara también desapareció sin dejar rastro. ¿Cómo es posible que haya vuelto a pasar?
A partir de este inquietante comienzo, Liz Moore urde un drama lleno de matices emocionales e impulsado por un doble misterio. Persiguiendo los muchos secretos de la familia Van Laar y de la comunidad que trabaja a su sombra, las múltiples tramas dramáticas de Moore llevarán a los lectores hasta los corazones de unos personajes cuyas vidas cambiarán para siempre a raíz de este verano lleno de acontecimientos.
Opinión personal:
Mi primer contacto con la autora fue con El largo río de
las almas, una novela que no he dejado de recomendar por cuánto me gustó.
Este es el motivo de que no me haya podido resistir a su nueva publicación, que
he disfrutado muchísimo.
En el verano de 1975, una chica de trece años desaparece de
un campamento donde los jóvenes aprenden a sobrevivir en el bosque de los
alrededores. La desaparecida es la hija de los propietarios del centro de
colonias, una familia adinerada que está marcada por una tragedia similar en el
pasado, cuando catorce años antes desapareció su primogénito, Bear, y nunca
hallaron su cuerpo. Por si todo esto no fuera suficiente, añádele un asesino en
serie que anda suelto, como una presencia siniestra de fondo…
No estamos ante un thriller de ritmo trepidante, es más bien
un drama familiar aderezado con una buena dosis de suspense. Confieso que
encontré el inicio algo confuso y me costó un poco entrar en la historia,
debido a que hay demasiados cambios de perspectiva y saltos en el tiempo, al
desarrollarse en dos líneas temporales que oscilan entre los años sesenta y
mediados de los setenta. Este recurso ayuda a crear tensión, pero puede acabar
sacándote del relato o quizás fuera culpa mía porque últimamente me disperso
con facilidad. El caso es que luego todo fluyó solo y acabé entregada en cuerpo
y alma a la historia, leyendo hasta altas horas de la madrugada.
Liz Moore construye una atmósfera opresiva, casi
claustrofóbica, donde el bosque como figura omnipresente adquiere un gran
protagonismo en la trama, reflejando las luchas internas de su heterogéneo
friso de personajes que representan a distintas clases sociales, todos
perfectamente perfilados y entre los que destacan los femeninos.
El personaje de Alice captó toda mi atención desde que entró
en escena porque sentí su dolor en propia piel. Es una figura clave para
explorar los efectos de los traumas no procesados en un entorno familiar rígido
que prioriza las apariencias. Una mujer extremadamente vulnerable y consumida
por el duelo, con múltiples adicciones. Merecida mención también para Judyta,
que se presenta como la primera mujer detective de Nueva York, capaz de
desafiar los límites impuestos en un mundo laboral dominado por hombres.
Los giros narrativos, aunque sutiles, son impactantes y en la
novela se abordan temas de diversa índole como el trauma, la soledad, las
diferencias entre clase sociales y el duelo, uniéndolo todo con un final realmente
sorprendente e impensable.
En definitiva, una novela emotivamente intensa que no
deberías dejar pasar y que sin duda estará entre mis mejores lecturas del año.
De momento, lo voy a dejar pasar. Tengo mucho pendiente. Un beso.
ResponderEliminarMe llama muchísimo la atención. No lo conocía así que me lo llevo apuntado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Este lo voy a dejar pasar, el drama familiar no me tienta.
ResponderEliminarUn beso grande, Marina.
Oh lo anoto
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