Editorial: | |
Año de edición: | 2025 |
Páginas: | 456 |
P.V.P. | 22,90 euros |
Traductor: | Matuca Fernández |
Opinión personal:
La pluma de esta autora me conquistó cuando leí El ruiseñor, y desde entonces no he dejado pasar ninguna de sus publicaciones.
Al terminar de leer este libro lo cerré con esa sensación extraña que
dejan las historias que te remueven por dentro. Porque esta novela es, ante
todo, un viaje emocional.
La premisa atrapa desde las primeras páginas y hace que te
plantees mil preguntas: en el pueblo de Rain Valley, rodeado de bosques,
aparece una niña con un cachorro de lobo en sus brazos. Nadie conoce su
identidad, ni cómo ha llegado hasta allí. Está desnutrida, no habla y su cuerpo
está lleno de cicatrices. ¿Ha escapado de un terrible cautiverio? Preocupada
por su futuro, la jefa de la policía local pide ayuda a su hermana Julia, una
de las psiquiatras infantiles más brillantes del país, cuya carrera quedó
truncada por un escándalo que la convirtió en el blanco de los medios de
comunicación. Julia decide enfrentarse al reto de conectar con esa niña que, en
muchos sentidos, no es tan distinta a ella…
Con una premisa que atrapa desde las primeras páginas, Kristin
Hannah ha pergeñado una historia que aborda temas como los vínculos afectivos,
el dolor, el impacto del trauma, tanto en las víctimas como en sus familias, la
sanación y la resiliencia. Pero esta vez lo hace con una historia que, aunque
parte de un misterio, se convierte poco a poco en una exploración profunda del efecto
que la presencia de esa niña desconocida provoca en quienes intentan ayudarla.
Me ha gustado también cómo trata el tema de la maternidad, en todas sus formas:
la biológica, la emocional, la que nace del instinto.
Uno de los aspectos más destacables de la novela es el mimo
con el que la autora ha construido a los personajes, con sumo cuidado y
detalle, progresivamente, de tal forma que a medida que avanza la historia
los iremos conociendo y profundizando en su lado más humano. Julia siempre fue
la diferente de un pueblo que premiaba la semejanza. Marcada por un pasado que
la ha dejado emocionalmente paralizada, busca redención a través de una niña
que no habla, pero cuyo dolor parece reflejar el suyo propio. Ellie, su
hermana, representa ese tipo de fortaleza que a veces es puro mecanismo de
defensa. Y en el centro de todo, está una niña sin nombre ni voz, pero con una
presencia que duele, que interpela y que lo cambia todo. No necesita palabras
para remover a quienes la rodean, basta con su silencio.
¿Es previsible en ciertos aspectos? Sí, pero, sinceramente, a
mí eso no me importó. No buscaba un giro argumental sorprendente, sino descubrir
la verdad.
En definitiva, esta no es solo una novela sobre una niña
salvaje. Es una historia sobre la posibilidad de volver a confiar, de volver a
amar, de segundas oportunidades. Una lectura que emociona, que avanza sin
empujar, y que deja poso sin necesidad de levantar la voz. De esas que una
recomienda no por la trama, sino por cómo te hace sentir.
Espero leerlo muy pronto porque la autora pocas veces me ha defraudado. Tambien me conquistó con El Ruiseñor y desde entonces he ido leyendo todos sus libros.
ResponderEliminarUn beso
Ayer mismamente se lo he comprado a mi madre porque es muy fan de la escritora. Me alegro de que lo vaya a disfrutar si es tan emotivo.
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