Sinopsis:
Cuando en un parque de Copenhague aparece el
cuerpo sin vida de una mujer mayor, el comisario Carl Mørck recibe el encargo
de esclarecer ese asesinato brutal, cuyas circunstancias parecen estar
relacionadas con otra muerte sucedida años atrás. Al mismo tiempo, un asesino
en serie se dedica a atropellar a mujeres jóvenes. Por si fuera poco, las
instancias superiores del Departamento Q están todo menos contentas con el bajo
porcentaje de resolución de casos y se plantean suprimir gran parte de la
financiación del departamento. Además, Rose, ayudante de Carl Mørck y pieza
fundamental de su equipo, pasa por un mal momento. Vive atormentada por
recuerdos de acontecimientos espeluznantes de su pasado que la obligan a
ingresar en un hospital psiquiátrico. ¿Qué tienen que ver con todo esto una
trabajadora social resentida, Anne-Line Svendsen, y tres jóvenes muy atractivas
y obsesionadas con su apariencia, Michelle, Jasmin y Denise, que se conocen en
la sala de espera del despacho de Svendsen y para inmortalizar el momento se
hacen un selfie?
Fuente: web de la editorial
Opinión personal:
Los que me seguís habitualmente sabéis que soy una entusiasta seguidora de la serie Departamento Q, un reducido equipo formado por cuatro
personas que se dedica a investigar los crímenes sin resolver que fueron
archivados y olvidados con el tiempo. Cuando supe que por fin se publicaba esta
séptima entrega, ni me lo pensé y por eso hoy os traigo mis impresiones sobre
Selfies, un thriller que me ha sorprendido por alejarse del esquema habitual de
las anteriores novelas, teniendo por tanto una trama bastante más compleja e intensa y por centrarse en el personaje de
Rose, la única mujer de este equipo tan inusual de la policía danesa.
Selfies es, grosso modo, el libro de Rose porque buena parte de la trama
está enfocada en su enfermedad mental. El equipo lleva trabajando casi nueve
años juntos y en los últimos tiempos se han sucedido varias hospitalizaciones
de Rose, así como sus estados cambiantes de ánimo. Es una persona inestable
psíquicamente y por eso nunca sabemos qué va a pasar con ella. A lo largo de la
serie nos hemos ido encontrando con indicios de que este personaje tiene una
psique tremendamente frágil, es una mujer con cicatrices provocadas por un
pasado trágico en el que nos adentrará el autor para arrojar algo de luz sobre
el extraño comportamiento que tuvo en la anterior novela.
Han pasado dos años desde que los miembros del departamento
que dirige Carl Morck dieron carpetazo a su último caso y los de arriba quieren
hacer recortes en la financiación de
esta sección policial, porque los resultados presentados no han sido tan favorables
como se esperaba. Mientras que en un parque de Copenhague aparece el cadáver de
una mujer de sesenta y siete años, víctima de un brutal golpe en la nuca con un
objeto romo, el exjefe de Carl, Marcus Jacobsen, contacta con él porque encuentra
que este caso posee evidentes conexiones con el de una maestra que fue
asesinada del mismo modo hace doce años. Al mismo tiempo, un grupo de mujeres
jóvenes sin estudios, para quienes lo único que importa en la vida son sus
propias necesidades y que viven a expensas de la sociedad gracias a las ayudas
sociales del estado, serán las víctimas de un asesino en serie que acaba con
sus vidas de un modo inusual. Por si esto no fuera suficiente, y para rizar más
el rizo, un equipo de televisión hará un seguimiento, durante varios días, de
las investigaciones llevadas a cabo por Carl, Assad y Gordon. Forman parte de
un reality que analiza a delincuentes violentos, asesinos, estafadores y demás
calaña como si fueran víctimas del sistema.
Como ya he
comentado anteriormente, esta novela se aleja mucho del esquema usado hasta
ahora por el autor en las anteriores entregas y por eso es tan compleja, puesto
que se compone de muchas subtramas, algunas sin aparente conexión entre ellas
pero que en un momento preciso llegarán a entrelazarse para desembocar en un
final correctísimo, donde todas las piezas de un complicado puzle encajarán sin
fisura alguna y que va a sorprender, incluso a emocionar a más de uno. El
humor socarrón es otro de los ingredientes clave en toda la obra de Jussi
Adler-Olsen y que introduce para restar dramatismo a la historia, centrándolo
en el personaje de Assad con sus diatribas sobre camellos y el uso indebido de
expresiones idiomáticas, aunque en esta ocasión dichas pinceladas de humor se
han visto reducidas. En esta ocasión Jussi Adler-Olsen centrará su crítica en el fraude en los subsidios sociales daneses y en las personas que parasitan de él. Un sistema de ayudas sociales que funciona sin regulación y donde los facultativos dan partes de baja sin documentar.
Selfies cuenta con multitud de personajes, lo que imposibilita que todos
y cada uno de ellos estén bien definidos, pero Jussi Adler-Olsen ha sabido
sintetizar lo más destacable de cada uno de ellos para que el lector no se
pierda y los identifique, aunque la mayoría de los personajes femeninos están retratados como
criaturas inferiores y con la cabeza escasamente amueblada. Niñatas que solo
quieren vivir una vida de ensueño a base de no dar palo al agua. Sin embargo, sus
personajes principales continúan desarrollándose, mostrando al lector una
visión más profunda de cada uno de ellos. En esta nueva entrega un atisbo de compasión y de generosidad
surgen en el impasible Carl; descubriremos a una Rose que no ha tenido una vida
fácil y se encuentra al borde del abismo, con un futuro incierto; y a un Assad con
muchos secretos aún por desvelar, y ese misterio en torno a él me inquieta. Si
bien es cierto que la tensión se difumina en algunos momentos y parte del
suspense porque el lector conoce en todo momento a las víctimas, la identidad
del asesino de una de las subtramas y los motivos que lo animan a cometer los
crímenes, por eso su ritmo es inconstante, como si de una montaña rusa se
tratase.
La novela se
encuentra dividida en un prólogo, un total de 55 capítulos en los que se
alternan los diferentes hilos argumentales y un epílogo muy emotivo. La novela está escrita con una prosa clara y
concisa, y a través de un narrador omnisciente su autor nos muestra los múltiples
puntos de vista como el de la investigación, el de las víctimas e incluso la
del asesino. En un principio el orden cronológico va y viene en el tiempo, pero
a medida que la narración progresa se torna lineal.
Sintetizando: Selfies es la séptima
entrega de la serie Departamento Q. ¿Es posible leer este libro sin necesidad
de haber leído las novelas anteriores? Aunque estamos ante un libro
autoconclusivo y los casos criminales que se desarrollan en su argumento quedarán
totalmente cerrados, es preferible leer la serie siguiendo el orden de
publicación porque hay elementos del trasfondo de sus personajes principales de
especial interés que no debes perderte. Estamos ante
un thriller de intriga que cuenta con un planteamiento diferente al resto de
las novelas de esta saga porque no se centra todo en un solo caso a investigar,
sino que son múltiples las subtramas que se entrecruzarán en todo momento, volcándose
el equipo en ayudar a su compañera Rose. Una novela que tiene como
protagonistas a unos personajes muy atractivos que te conquistarán, una trama muy
compleja y que recomiendo a los lectores de novela nórdica.
Y como siempre digo, esta es la opinión personal de una simple lectora, no de una crítica literaria.
Su autor:
Jussi Adler-Olsen nació en Copenhague. Estudió Medicina, Sociología, Historia Política y Comunicación Audiovisual. Realizó trabajos muy variopintos: redactor para revistas y cómics, editor jefe de una revista semanal de televisión y presidente del consejo de administración de distintos consorcios empresariales. Gracias a las novelas protagonizadas por Carl Mørck, se ha convertido en el autor de novela negra más vendido de Dinamarca. Jussi Adler-Olsen ha recibido el prestigioso premio Glass Key a la mejor novela policíaca del 2010.